- Fueron secuestradas por su padre, quien las llevó a Argelia desde París
- La Policía y el Ministerio del Interior conocen el paradero de las niñas
- La Interpol las incluye en su lista de personas desaparecidas
- Amparo, la madre, sabe dónde están retenidas y no comprende por qué nadie va a rescatarlas
Dos niñas de 11 y 7 años, Sara y Fátima están viviendo una pesadilla. Viven secuestradas desde hace cerca de 3 años, en casa de unos familiares de su padre y, según ha podido comprobar su propia madre, Amparo, sufren malos tratos en el lugar donde las tienen cautivas. Desde que en agosto de 2013 Abdenour Zorgani, de nacionalidad Argelina, se llevase a Sara y Fátima a Birtouta, Amparo ha iniciado una lucha que continúa hasta hoy y que lo hará hasta que consiga recuperarlas por conseguir que sus hijas vuelvan a casa y dejen de sufrir los malos tratos a los que, según la madre, están siendo sometidas por los familiares con los que conviven. Amparo y Abdenour contrajeron matrimonio el 17 de noviembre de 2005, cuando habían pasado algo más de 9 meses desde que Sara, la mayor de sus hijas, naciese en Valencia, donde residía la pareja. En un principio nada hacía pensar a Amparo, entonces con 23 años, que su historia de amor se iba a convertir en la pesadilla que es hoy día. La joven, ilusionada y criando a su pequeña, llegó a convertirse al Islam, incluso adoptó las costumbres propias de las fieles de Alá, tales como el uso del hiyab, o velo islámico siempre que estuviera en presencia de otros hombres. Los años fueron pasando y, pese a los problemas que iban en aumento, el 16 de mayo de 2008 nacieron Fátima y Soraya, las pequeñas gemelas de la familia Zorgani León. Amparo era feliz con sus hijas, Sara, Fátima y Soraya eran el motor de su vida, lo que le daba fuerza para seguir trabajando e intentando salir adelante. Soraya, una de las gemelas, necesitaba ciertos cuidados especiales porque había nacido con algunos problemas respiratorios y la fatalidad quiso que, en febrero de 2009, con apenas 9 meses, una bronconeumonía terminase con la vida de la pequeña.Los problemas fueron creciendo cuando Amparo decidió que no quería llevar más el hiyab. No estaba bien, necesitaba pasar el duelo por mi hija, según relata, llegó incluso a ser agredida por su marido, porque a éste no le parecía bien que acudiese al gimnasio y ésta, junto a otras prohibiciones y tensiones, provocaron que Amparo decidiera divorciarse de su marido, harta de sufrir vejaciones y presiones por parte de éste, presentándose demanda de divorcio el 11 de febrero de 2013 en Valencia.
El proceso de divorcio fue más sencillo de lo que podría esperarse dadas las características que relata la madre de Sara y Fátima sobre Abdenour Zorgani, aunque el tiempo demostró que nada iba a ser lo que parecía. En la sentencia de divorcio, emitida por el juzgado de primera instancia número 9 de Valencia, el 29 de abril de 2013, consta que se trata de un divorcio de mutuo acuerdo y se adjunta el pertinente convenio regulador en el que se especifica que la custodia de las niñas es para Amparo, si bien el padre tiene derecho a un régimen de visitas consistente en un fin de semana alterno de cada dos, desde las 20hrs del viernes hasta las 20hrs del domingo y dos tardes a la semana desde la salida del colegio hasta las 20hrs, siempre hablando del periodo lectivo, con ciertas diferencias en los periodos vacacionales. También consta en el mencionado convenio regulador que para que las niñas salgan del país, debe existir el consentimiento expreso de los progenitores. Pasado el mes de abril, una vez ya estaban divorciados, Abdenour se marchó a vivir a París, en concreto a la casa de un sobrino suyo, Abdelbaki Guerfi, situada en una localidad del área metropolitana de la capital francesa, llamada Suresnes. Desde que su ex marido se trasladóa Francia, Amparo no dejó de recibir llamadas del mismo en las que le insistía en que le diese otra oportunidad, que podrían empezar una vida juntos otra vez los cuatro y que allí había trabajo, mientras que en España era muy complicado para ella, sin estudios, encontrar opciones laborales.
Amparo siempre ha pensado en sus hijas y, como fuera que estaban de vacaciones en el colegio, era verano, decidió probar suerte y darle otra oportunidad a Abdenour, para que las niñas pudieran también ver a su padre. Así que dicho y hecho, mediado el mes de julio de aquel 2013, Amparo, Sara y Fátima, cogieron un avión y viajaron a París, donde las estaba esperando el padre de las niñas. Los primeros días en Suresnes fueron buenos, no hubo ningún tipo de discusión, las niñas estaban contentas de ver a sus padres juntos y el sobrino de Abdenour, Abdelbaki, les acompañaba a conocer la zona y los alrededores de París. Unos meses atrás, Amparo había detectado unos problemas ginecológicos y había acudido al médico. Fue precisamente en esos días cuando fue avisada de que tenía que acudir urgentemente a la consulta de ginecología del Hospital General de Valencia, puesto que tras ver los resultados de una prueba, precisabanrealizarle una biopsia en el menor plazo posible y fue programada para el 7 de agosto. Conocedora de la situación, Amparo la comunicó a su ex marido, quien le dijo que fuera tranquila y que no se preocupase por las niñas, ante lo que ella decidió aceptar, puesto que se trataba de apenas 5 días y ese fue su gran error.
El 3 de agosto, Amparo viajó a Valencia desde París para acudir a esa consulta médica, ante la urgencia y la incertidumbre de lo que le decían desde el hospital. Ese mismo día empezó el infierno que dura ya casi tres años y que mantiene a sus hijas, Sara y Fátima, secuestradas en Argelia. Cuando Amparo aterrizó en Valencia, trató de llamar a su ex marido para decirle que había llegado y que todo había ido bien. El teléfono no daba señal, pero, lejos de considerarlo sospechoso, supuso que podría tratarse de cualquier circunstancia fortuita, así que decidió intentarlo más tarde. Después de todo el sábado y el domingo intentado contactar con su ex marido, su sobrino y sus hijas, el lunes 5 de agosto de 2013 fue consciente de que algo estaba pasando y empezó a temer por Sara y Fátima por lo que presentó una denuncia explicando los hechos en las dependencias de la Policía Nacional en Xirivella (Valencia). Los días de aquel verano pasaban mientras la desesperación de una madre separada de sus hijas iba en aumento. No sabía nada de Sara y Fátima, su ex marido seguía sin responder al teléfono y el sobrino de éste, tampoco daba señales de vida. Amparo no sabía qué hacer, ni a quién acudir y la Policía no le daba una solución satisfactoria, además, no tenía dinero para comprar un billete de avión a París y poder así acudir a la casa donde había pasado las semanas anteriores junto a sus hijas, para iniciar la búsqueda de las menores. Pasaron tres largos meses hasta que por fin, el domingo 17 de noviembre de 2013, Amparo había conseguido reunir el dinero que costaba el vuelo y pudo acudir a París.
Desde la capital francesa se dirigió a Suresnes, a la casa del sobrino de su ex marido, donde supo de sus hijas por última vez hasta aquel momento. Allí no había nadie, ante lo que Amparo se desesperó todavía más puesto que empezaba a perder las opciones de localizar a Sara y a Fátima. Decidió esperar, a ver si acudía alguien y avisar a la policía francesa. Al cabo de unas horas llegó a la vivienda Abdelbaki Guerfi, el sobrino de su ex marido y le dijo, sin mayores explicaciones, que Abdenour se había llevado a las niñas a Argelia. La noticia cayó sobre Amparo como un jarro de la más fría de las aguas. Su temor se confirmaba, su ex marido había cogido a las niñas y se las había llevado a Argelia. Sara y Fátima, sus pequeñas, estaban secuestradas por su padre. En ese momento pensó que no volvería a ver a sus hijas, puesto que no sabía nada de dónde podría estar su ex marido, ya que nunca había estado en Argelia ni había acudido a conocer a los familiares de Abdenour.
No tenía ninguna pista, ningún hilo del que tirar y que la pudiera conducir hasta las pequeñas. Habían pasado más de 3 meses desde aquel 3 de agosto y todavía deberían pasar otros 6 meses más para que Amparo tuviera noticias del paradero exacto de sus hijas. Fue en mayo de 2014 cuando pudo saber dónde estaban exactamente. Fue gracias a la ayuda de María Asunción Salas, otra mujer española que ha sufrido un caso similar, de la Interpol y del propio Consulado, que pudo conocer el paradero de Sara y Fátima. Fue informada de que se encontraban, de hecho se encuentran, en Birtouta, en casa de una hermana de su ex marido. Las niñas se encuentran en situación irregular en el país, por lo tanto no tienen acceso a los servicios públicos, sanidad y educación entre otros, aunque, según fue informada, estaban acudiendo al colegio, pero no de manera oficial. En esos días había conseguido, por fin, contactar con Abdenour, el padre de sus hijas quien ha contraído matrimonio con otra mujer con la que tiene una hija, que, sin rubor, le confirmó que efectivamente Sara y Fátima estaban viviendo en Argelia, en concreto en casa de la hermana de éste, en una localidad llamada Birtouta, mientras que él, junto a su nueva familia, vive en Ain Taya y es los fines de semana cuando ve a sus hijas. También fue informada por su ex marido que le había presentado una demanda en los juzgados de Argelia por abandono del hogar. Después de aquel primer contacto, la comunicación con sus hijas se tornó en fluida, la hermana de su ex marido, Rabia Zorgani, llegaba incluso a permitir a las niñas mantener conversaciones vía Skype con su madre. Fue precisamente tras una de esas conversaciones, en concreto alrededor de las 21:30 hrs del 13 de abril de 2014, el día que Sara cumplía 9 años, cuando Amparo se dio cuenta de que su hija mayor tenía un hematoma en su ojo derecho, según consta en denuncia presentada en las dependencias de la Policía Nacional de Xirivella el día siguiente, en la que además explica que realizó una captura de pantalla del ordenador, donde se puede apreciar el estado de la niña.
Cuando Amparo conoció el paradero exacto de sus hijas pensó que la pesadilla estaba a punto de terminar, que una vez localizadas, serían rescatadas y traídas de vuelta a España, pero no tardó en darse cuenta de lo equivocada que estaba. Tras algo más de un mes en que no pasó nada, es decir, en que nadie rescató a sus hijas ni le comunicasen el plan de actuación para conseguir traerlas de vuelta, decidió acudir a buscarlas ella misma y a finales de junio viajó a Argelia. Amparo, decidida, entró en Argelia con un visado de turista concedido el 27 de junio de 2014 y pocos días después, con la información facilitada por el Consulado y por el propio Abdenour, llegó a la casa donde reside la hermana de su éste y en la que, efectivamente, continúan secuestradas sus hijas. El primer encuentro fue muy emotivo, Amparo habían pasado alrededor de 10 meses desde aquel 3 de agosto en que vio a sus hijas por última vez en persona. La familia de su ex marido la alojó en aquella casa y Amparo, feliz por estar con sus hijas, disfrutó de esos días mientras observaba todo lo que allí acontecía.
Abdenour, por precaución y quién sabe si convencido de ejercer un poder especial o un sentimiento de posesión hacia la que fuera su mujer, le requisó el teléfono móvil y le impidió, así, mantener contacto con todo aquello que él no controlase, de modo que Amparo, según relata, sentía que se encontraba en un régimen de libertad vigilada, pero la alegría de estar con sus hijas y el convencimiento de que aquella pesadilla estaba a punto de terminar, la hacía relativizar aquella situación.Pasaron los días y las explicaciones no llegaron. En el Consulado no parecía haber demasiadas noticias y la familia de Abdenour, permitía a Amparo ver a las niñas pero le dejaron claro desde el primer momento que, en ningún caso, iban a permitir que se las llevase de regreso a España.En aquella ocasión la madre empezó a percibir que sus hijas no estaban bien, que no querían permanecer en aquel lugar y que querían regresar a su casa. Cuando Fátima me vio, fue al armario a coger sus cosas y ponerlas en una maletita.
Cuando finalizó el plazo de su visado, Amparo debió abandonar Argelia, todavía sin entender por qué no se llevaba a Sara y Fátima consigo de regreso a España. En todo momento, la información que ha recibido le ha resultado confusa y no ha logrado comprender del todo el motivo por el que, habiendo presentado denuncias tanto en Francia como en España y formando parte sus hijas de la lista de personas desaparecidas de la Interpol, pese a comunicar a las autoridades el paradero de las niñas, nadie acudiese a rescatarlas. Después de aquella primera visita se sucedieron otras en las que la tónica era la misma.Amparo llegaba a convivir con sus hijas, las veía, incluso durante el fin de semana estaba junto a su ex marido, la mujer de éste, la hija de ambos y sus dos pequeñas, protagonizando una situación con tintes humillantes para la española, quien aguantaba todo por poder estar con mis hijas.
La situación que se daba cuando Amparo viajaba a Argelia, lo ha hecho en tres ocasiones hasta la fecha de cierre de esta edición, era a todas luces insostenible, con ella alojándose en la casa en la que están cautivas sus hijas, pese a que existe una sentencia judicial que ratifica el convenio regulador que otorga la custodia a la madre. Fue en el último viaje, autorizado en un visado expedido el 29 de septiembre de 2015, de nuevo de turista, cuando saltó la chispa definitiva que provocó que Amparo fuera expulsada de la casa de Birtouta. El conflicto surgió cuando una madre no pudo soportar seguir viendo cómo maltrataban a sus hijas. Sucedió que el hijo de un hermano de Abdenour, según relata la propia Amparo, estando en la casa en que habitan las niñas, cogió un cargador de teléfono móvil y comenzó a agredir a Sara, azotándola como si fuera un látigo.
La mirada de la madre se humedece relatando cómo gritaba su hija quejándose por los golpes que estaba recibiendo ante la mirada impasible del resto de familiares presentes. Amparo no pudo más, se interpuso, evitando que la menor continuase siendo maltratada. Tal circunstancia resulta del todo intolerable en aquella casa, por lo que la propietaria de la misma le comunicó que ya no era bienvenida y que debía marcharse. Fue la propia Rabia Zorgani quien se puso en contacto con el Consulado para comunicar que no iban a seguir alojando a la madre de Sara y Fátima, circunstancia ante la que el personal del servicio diplomático, comunicó a Amparo que, dado que no tenía dinero para hospedarse en un hotel y que le habían denegado el alojamiento en aquella casa, debía abandonar el país.Amparo no lo podía creer y todavía hoy no comprende por qué en vez de rescatar a sus hijas, le decían que debía marcharse de Argelia y dejarlas en aquella casa donde estaban siendo maltratadas.
La frustración se apoderó de aquella madre desesperada cuando comprendió que no iba a encontrar otra respuesta más allá de la que ya le habían dado. Desde su vuelta a España hasta la fecha han transcurrido más de 8 meses. Los días son interminables y Amparo sigue buscando la manera de poder conseguir que sus hijas regresen a su lado. En este tiempo sólo ha podido hablar con Sara y Fátima en 3 ocasiones, únicamente 3 veces ha podido escuchar la voz de sus hijas a lo largo de este tiempo en el que, por ejemplo ha sido el undécimo cumpleaños de la mayor de las hermanas, Sara. Se acerca la fecha del cumpleaños de Fátima, la pequeña, que el próximo 16 de mayo cumple 8 años y va a tener que celebrarlo lejos de su madre, en un ambiente en el que no es extraño recibir golpes.Amparo es consciente de que fue un error presentarse en la casa donde están sus hijas e intentar convencer a sus familiares de que le permitiesen llevárselas, pero ha aprendido la lección. El Consulado le ha procurado el contacto de una abogada en Argelia, quien está ayudándola a tratar de solucionar la situación a través de la justicia argelina. De hecho, el 28 de mayo debe presentarse para prestar declaración en relación a la situación de sus hijas en un juzgado de Argelia. Sigue sin recursos, por lo que no puede costearse un hotel, motivo por el que ha solicitado ser alojada en un centro de acogida de una ONG que opera en el país africano.
Han pasado casi tres años desde que Amparo, aquel fatídico 3 de agosto, cogió un avión rumbo a Valencia dejando, confiada, a sus hijas con su ex marido, casi tres años desde que sus hijas se marcharon para quién sabe si volver algún día a España. Han pasado casi tres años desde que Sara y Fátima cambiaron el cariño de una madre por los malos tratos de unos desconocidos que se llaman familiares. Han pasado casi tres años desde que comenzó la pesadilla y Amparo aún no sabe cuándo podrá despertar. DESTACADO: Sufriendo desde que falleció Soraya, la gemela de Fátima (IMG001) Fátima, la menor de las hermanas Zorgani León, nació con una hermana gemela. Soraya era una niña con problemas respiratorios y en febrero de 2009 una bronconeumonía terminó con la vida de la pequeña. Esta circunstancia supuso un trauma para Amparo, quien llegó a sufrir una depresión. Abdenour, su ex marido, el padre de Sara, Fátima y Soraya, la fallecida, utiliza el dolor de la madre para insinuar, según ella misma relata, que me he quedado loca y no puedo cuidar de las niñas. DESTACADO: Abdelbaki Guerfi, el sobrino, pieza clave en la trama Cuando Abdenour se divorció y se marchó a Francia, se instaló en casa de su sobrino, Abdelbaki Guerfi, quien, según explica Amparo, fue quien pagó los billetes de avión para que acudiesen a Suresnes y quien planeó toda la operación junto a su ex marido. Abdenour no contaba con los recursos necesarios para afrontar el coste de los billetes de avión desde Valencia hasta París, ni tampoco el billete de Amparo para regresar a Valencia para realizarse las pruebas médicas. La madre defiende que el secuestro de sus hijas fue planeado por ambos hombres y que fue precisamente Abdelbaki quien lo financió. DESTACADO: Le cobraban por alojarse en la casa donde están retenidas sus hijas Amparo se alojaba en casa Rabia Zorgani, la hermana de su ex marido, mientras estaba en Argelia, compartiendo así techo con sus hijas Fátima y Sara. Como fuera que se trataba de periodos relativamente largos, los dueños de la casa exigían a Amparo un pago por su estancia, circunstancia que, teniendo en cuenta los escasos recursos con que cuenta, hacían más difícil su situación, si bien cumplió siempre con aquellos pagos. DSTACADO: Amparo teme por la salud de sus hijas debido a su situación irregular en Argelia Sara y Fátima están en situación irregular en Argelia. De hecho, para tratar de regularizarla, Abdenour le ha pedido en reiteradas ocasiones que le facilite las partidas de nacimiento de sus hijas, aspecto que parece necesitar para poder proceder a la mencionada regularización. Mientras continúe esa situación, las niñas no tienen acceso a la educación o la sanidad entre otros servicios. Esta circunstancia hace que Amparo se pregunte si las menores, entre otras necesidades, están cumpliendo con el calendario de vacunaciones propias de su edad.
DESTACADO: Ha enviado una carta al Ministro de Exteriores
Amparo está tratando por todos sus medios buscar ayuda y también una explicación sobre el motivo que genera una situación en la que pese a saber quién tiene retenidas a sus hijas y dónde están, nadie las trae de vuelta a casa. En su afán, llegó a enviar una misiva al Ministro de Exteriores esperando encontrar una respuesta satisfactoria. Huelga decir que esa respuesta no logró resolver la duda que corroe a Amparo y, obviamente, tampoco trajo a las niñas a España.
DESTACADO: Regalos de cumpleaños para sus hijas
El pasado 13 de abril Sara cumplió 11 años y el próximo 16 de mayo, Fátima cumple 8. Amparo, como cualquier madre, quisiera celebrarlo junto a sus hijas, pero las circunstancias hacen que no sea posible, lo que no impide que ponga todos los medios para hacerles llegar, por lo menos, un regalo a sus pequeñas. Lo hace del único modo que puede hacerlo, enviando un paquete al Consulado, rogándole a su ex marido que lo recoja y se lo haga llegar a Sara y Fátima y esperando que decida hacerlo. Este año, en el paquete, Amparo ha incluido una carta para sus hijas, carta cuya mención hace que las lágrimas broten de sus ojos y en la que les explica que está haciendo todo lo que puede para que puedan volver con ella.
DESTACADO: Las claves jurídicas del caso: por qué la policía no hace nada
(IMG025) La situación jurídica que afecta a Amparo es de cierta complejidad. Se trata de un conflicto internacional, con aspectos relativos a varios ámbitos. Consultados los letrados Jorge Sanchis, Jesús Camacho, Héctor Hermida y Alba García, tras el estudio de la documentación recabada, explican que la cuestión, en relación al ámbito civil, gira en torno a la ejecución de la sentencia. Se trata, sencillamente, de hacer cumplir lo que dictaminó un juez. En el caso de Amparo, se trata de hacer cumplir la sentencia de divorcio que ratifica el convenio regulador, de fecha 29 de abril de 2013 según la que la Guardia y Custodia corresponde a la madre. El único problema es que, tratándose de una situación que afecta a países diferentes, hay que acudir al derecho internacional para buscar convenios. El existente en esta materia entre Argelia y España, deja a las claras que no podrá ejecutarse una sentencia, entre otros motivos, si existe una demanda pendiente en Argelia, con las mismas partes y por el mismo asunto. Conviene recordar en este punto que, tal y como se ha relatado, Abdenour presentó en Argelia una demanda contra Amparo por abandono del hogar, así que, dándose uno de los supuestos, no podría exigirse la ejecución de la sentencia. En otras palabras, no podría exigirse en el ámbito civil que se respete que la custodia de Sara y Fátima fue atribuida a Amparo.Por otro lado y abordando el problema desde otro punto de vista, Amparo siempre ha defendido que se trata de un secuestro y, de hecho, así lo ha hecho constar en diversas denuncias tanto ante la policía española como la francesa. En principio podría pensarse que, tratándose del presunto secuestro de dos menores españolas, podrían establecerse mecanismos policiales para rescatar a esas niñas. El problema en este ámbito radica en que Argelia no suscribió el Convenio de la Haya del 25 de octubre de 1980 sobre aspectos civiles en la sustracción internacional de menores. Esta circunstancia provoca que una intervención de cuerpos o fuerzas de seguridad del Estado en territorio argelino por este aspecto, podría ser considerado como un ataque a la soberanía de Argelia. Por tanto, la situación parece estar en una suerte de callejón sin salida en la que la solución se antoja complicada y que, difícilmente, pueda pasar por una acción policial puesto que la ausencia de un marco legal así lo provoca.
CRONOLOGÍA: Una historia que arrancó hace 11 años y todavía no ha terminado 17 de noviembre 2005- Amparo y Abdenour se casan en Alaquàs, Valencia (Sara, la hija mayor, tenía 7 meses) 16 de mayo 2008- Nacen las gemelas Fátima y Soraya Febrero de 2009-, fallece una de las gemelas, Soraya, debido a una bronconeumonía29 de abril 2013- El juez dicta la sentencia del divorcio de mutuo acuerdo de Amparo y Abdenour, que ratifica el convenio regulador que otorga la custodia a Amparo Mayo de 2013- Abdenour se marcha a vivir a Suresnses, cerca de París, a casa de su sobrino, Abdelbaki Guerfi Finales de julio de 2013- Amparo acude a Suresnses junto a sus hijas para pasar unos días con Abdenour 3 de agosto de 2013- Amparo tiene que marcharse a Valencia para realizarse una prueba médica urgente. Ese mismo día perdió el contacto con su ex marido y sus hijas, que se habían quedado en Suresnses 5 de agosto de 2013-Amparo presenta una denuncia en Xirivella (Valencia) exponiendo los hechos Octubre-Noviembre de 2013 – Amparo logra regresar a París para buscar a sus hijas, Abdelbaki Guerfi confirma que su ex marido se las ha llevado a Argelia y Amparo presenta también una denuncia ante la policía francesa Abril de 2014- Amparo ya ha conseguido contactar con Abdenour e incluso hablar con sus hijas vía Skype 27 de junio de 2014- Amparo viaja a Birtouta, donde llega a convivir con sus hijas en la misma casa donde están retenidas 24 de febrero de 2015- La madre vuelve a Argelia para visitar de nuevo a sus hijas
29 de septiembre de 2015- Último viaje de Amparo a Birtouta, la familia de su ex marido la expulsa de la casa 28 de mayo de 2015- Amparo debe acudir a prestar declaración ante un juez en Argelia en relación con la situación de sus hijas
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